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¡Bienvenida!

Prepárate para una experiencia saludable y emocionalmente positiva.

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Las vacaciones son un “alto” en la vida habitual; un período de tiempo en el que interrumpimos nuestras actividades cotidianas, generalmente de trabajo o de estudio, para realizar otras diferentes y, a veces, más divertidas. Como todos necesitamos descansar de nuestra rutina y tomar un descanso, que mejor que sea en familia compartiendo y conviviendo con las personas que más queremos. Así, juntos podremos gozar con nuestros hijos de cualquier edad inclusive con los más pequeños y los bebés.

 ¿Cómo hacerlo?

Para lograr que el periodo vacacional sea un evento de felicidad, es necesario invertir tiempo y reflexión en su planeación. Primero necesitamos información básica respondiendo a unas simples preguntas, tales como:

1. ¿Quiénes vamos a viajar?

2. ¿Cuáles son las edades y las circunstancias personales de cada una de las personas que viajan?

3. ¿Cuánto dinero tenemos para gastar?

4. ¿Qué queremos lograr durante la experiencia de nuestras vacaciones? Conocernos más, descansar, convivir, buscar un tiempo para meditar y orar, ir a un lugar nuevo, realizar algún deporte, disfrutar la compañía de nuestra familia, visitar a alguna persona querida, festejar algún aniversario, etc.

 

De acuerdo a las respuestas podremos definir:

1. El lugar, que será el más apropiado para disfrutar las vacaciones de acuerdo a los que buscamos.

2. El tiempo que deseamos destinar, para que nuestro presupuesto sea suficiente y podamos disfrutar de este espacio con tranquilidad.

3. Las actividades, que estarán orientadas a cumplir las metas que nos hemos propuesto. Incluso si es necesario hacer horarios y reservaciones, es importante que todos los que viajan participen en esta planeación para que estén motivados y se comprometan a cooperar en beneficio de la familia.

4. Los documentos a tramitar, ya sean pasaportes, visas, boletos de avión, de tren o camión. En este sentido también se deben garantizar las buenas condiciones de nuestro automóvil (llantas, motor, servicio) si es que se viajará en él.

 

Durante las vacaciones ayuda mucho pensar en los demás, por lo que si lo hace cada uno del grupo, todos se sentirán felices y tomados en cuenta. Para esto también se recomienda:

  1. Planear y respetar el plan así como las actividades organizadas para que el tiempo rinda.
  2. Ser puntuales y cooperadores.
  3. Tener actitud positiva y disfrutar todas las cosas buenas que se presentan durante las vacaciones, tratando de pasar por alto los aspectos negativos.
  4. Esforzarse para que todos la pasen bien, ayudando a los demás cuando lo necesiten.
  5. Apoyar a las mamás con niños pequeños o bebés de pecho para que los alimenten cuando sea necesario y se sientan acogidas y respetadas.
  6. Tener paciencia y buen humor especialmente con los bebés, los niños o las personas mayores.
  7. Delegar responsabilidades y confiar en los demás.
  8. Platicar mucho, compartir sentimientos, experiencias, reírse y abrazarse.
  9. Aprovechar cada instante, gozarlo intensamente y evitar cualquier cosa que pueda dañar nuestra relación con los demás o poner en peligro nuestra vida o salud.
  10. Mantener la alegría.

 Finalmente, no olvidemos agradecer a los organizadores, a los que hicieron los pagos y a quienes hacen posible que en verdad disfrutemos un feliz periodo de descanso que, sin duda, favorecerá a que volvamos con entusiasmo y con mayor gusto a nuestra vida cotidiana.

 

Las personas hemos sido creadas en dos versiones: hombre y mujer. Ambos compartimos la misma naturaleza humana específica y maravillosa. Somos espíritus encarnados, capaces de amar y con un enorme anhelo de ser amados.

 

Sin embargo, aunque compartimos la misma naturaleza humana, somos diferentes en múltiples aspectos: tamaño, fuerza física, forma, etc. Es un hecho ¡nuestro cuerpo revela lo que somos! Incluso hombre y mujer somos distintos al sentir, pensar, actuar y amar. Estas diferencias pero que a la vez son complementarias generan que seamos capaces de procrear y formar una familia. Cada cuerpo es diferente y tiene impresa la masculinidad y la feminidad, así como el llamado a unirse para ser uno y llegar a concebir a un nuevo ser.

 

En este encuentro, el cuerpo de la mujer revela su identidad y su misión centrada en el amor: desde niña puede preparase para ser una mujer plena y expresar todo su potencial para amar y recibir el amor verdadero. En el contexto de su sexualidad, se une al hombre posibilitando la creación de vidas humanas.

 

Tras la concepción, el cuerpo de la mujer -ahora embarazada- revela más allá la belleza de su feminidad: su acogedora y cálida redondez denota su misión de gestar la vida  y de dar todo por su hijo; sus senos revelan su capacidad única de nutrir y de ser madre. En sí, la mujer expresa un amor creativo a través de la maternidad que la hace plena.

 

Y es que la maternidad no sólo se limita a lo físico-biológico, su sentido es profundísimo en tanto implica, una comunicación estrechísima con el hijo que lleva en el vientre, transformándola en su totalidad.

 

Los beneficios de este estado particular de la mujer son muchos iniciando por  permitirle la trascendencia participando en el evento creativo de dar de vida. La maternidad enriquece: posibilita la formación de una familia y una sociedad, que de otra forma estaría condenada a desaparecer. No hay duda, tener un hijo se proyecta en un futuro y en beneficio de la sociedad, pues cada ser humano aporta nuevos talentos que le favorecen.

 

La maternidad da origen a la paternidad y viceversa: son la clara expresión de la misión de la mujer y del hombre en completa valoración del uno por el otro.

 

Pero ¿qué pasa cuando los actuales escenarios (comodidades, el logro profesional, los viajes, las diversiones u otros) parecen más atractivos que la decisión de formar una familia? Ante ello es importante atender el llamado de la trascendencia que nos dirigirá a re-valorar esta misión de participar en la creación de nuevas personas para transformar, desde una vida de pareja, a la sociedad entera.

 

Te invito a asumir esta gran responsabilidad pero que representa una de las experiencias de mayor gozo, plenitud, enriquecimiento y significado que cualquier ser humano puede vivir.

 

El embarazo es una etapa maravillosa en la que la mujer recibe el enorme regalo de ser madre gestando dentro de su cuerpo a un bebé, un nuevo ser humano que le es confiado.

Es un parteaguas en la vida, es un antes y un después ya que el embarazo definitivamente marca la vida de la mujer y la de su familia. La mujer definitivamente cambia al transformarse en madre.

Los cambios en el embarazo se presentan en todas las dimensiones de la mujer, en el cuerpo, en sus emociones,  su psicología y en su espíritu pues la mujer cambia toda completa y entra en una nueva etapa en su vida al ser madre.

Todos los órganos y sistemas del cuerpo de la mujer se aprontan para acoger al bebé, dejándole el espacio que necesita para nutrirse, desarrollarse y crecer manteniéndolo nueve meses en condiciones óptimas dentro del útero que crece  día a día al ritmo que el bebé marca.

El sistema inmunológico de la madre reconoce al bebé como algo no propio pero que no es una amenaza y por tanto le da la bienvenida y no lo ataca como lo haría con cualquier cuerpo extraño. La sangre en el torrente materno casi se duplica y pone a disposición del bebé, a través de la placenta, todos los nutrientes y el oxígeno que el bebé requiere para vivir y crecer sano. Así mismo, el sistema hormonal despliega infinidad de funciones que hacen que el embarazo se mantenga hasta que el bebé este listo para nacer.

La mama puede notar cambios en la pigmentación de la piel, debe cuidarse del exceso de sol para que no se manche. Las areolas y los pezones de los senos se obscurecen y aparece la llamada línea morena del embarazo en medio del vientre. Comezón en el vientre que se estira, cambios en el pelo y en las uñas también son comunes, la mujer tiene un aspecto radiante, esta llena de vida.

Es frecuente que el sistema digestivo también se modifique y puede haber, vómitos por las mañanas, dificultad para hacer la digestión, agruras, estreñimiento o flatulencia por lo que es muy recomendable que la mamá revise su dieta  y coma lo que le sienta bien. También debe evitar el alcohol y el tabaco pues todas las sustancias llegaran al bebé por medio de la placenta.

Puede sentir sueño y cansancio pues el trabajo creado que esta realizando requiere de mucha energía. Algunos de los cambios normales en el embarazo pueden ser un tanto incómodos, por eso la madre cada día está literalmente dando la vida por su hijo, emocionalmente lo acoge y lo empieza a amar cada día más.

El entorno social, la relación con el esposo, el trabajo, las amistades  y las actividades profesionales y recreativas también se ajustan y cambian;  por lo que es muy importante que la mujer, usando su libertad y su voluntad,  aporte el ingrediente fundamental que es asumir con gozo y responsabilidad su maternidad.