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¡Bienvenida!

Prepárate para una experiencia saludable y emocionalmente positiva.

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“Lo más importante que un padre puede hacer por sus hijos es amar a su madre…”

(Pruett)

En el abrazo esponsal el hombre y la mujer que se unen en una entrega sincera del uno al otro alcanzan una intimidad tan particular y trascendente que toda la energía de la creación se hace patente y un hijo de ambos empieza a existir en el interior del cuerpo de la mujer.  Los padres se tornan en colaboradores del Creador quien da la vida a un nuevo ser humano;  un proyecto maravilloso que se les encomienda de manera personal. Desde estos primeros momentos, hombre y mujer tienen su función y son llamados a asumir la mater/paternidad en una llamada muy particular a amar a su hijo.

En el momento del nacimiento del bebé las funciones de la madre y del padre no son iguales ya que una necesita de la otra: la mujer necesita privacidad, seguridad, confianza y el hombre cuida que las tenga.  Para reflejar este suceso, comparto las siguientes palabras de un padre comprometido y preparado para asumir su paternidad:

"Vi nacer a mi hijo y fue una experiencia maravillosa, pero me quedé embelesado cuando observé cómo mi esposa tomaba suavemente a nuestro hijo en sus brazos y lo miraba como si nadie más estuviera ahí presente. Sentí que todos sobrábamos, su mirada era de amor pleno que deja huella, no me sentí defraudado ni relegado, me sentí complacido y orgulloso al comprender simplemente la magia de este proceso de vida.  Todo lo que quería hacer en ese momento era cuidar que nadie perturbara ese apego”.

 Esta vivencia, en común, favorece en los padres su autodesarrollo, comunicación y compañerismo; los integra en un equipo más flexible que nunca donde ambos se involucran tanto en el proceso del nacimiento como en el cuidado de sus hijos.  Cabe señalar que la función masculina no es hacer de madre sino cuidar y garantizar que a su bebé no le falte su madre. El hombre puede demostrar a su mujer con hechos que su  amor por ella es total, libre y fiel. Así, el hombre en esta etapa se convierte en compañero de una madre que cría y que necesita de un entorno seguro, apacible y tranquilo

 El bienestar físico, emocional, espiritual y social del bebé implica un alto grado de inversión paterna; amor que se demuestra dedicando al hijo, libre y conscientemente, energía, tiempo y recursos.  Esto genera un verdadero apego padre-hijo y se forma un lazo fuerte e importante que capacita al hombre para entregarse a su hijo, aun con sacrificios, al cuidarlo, o cuando llora y necesita consuelo, protección o alimento. El poder de este lazo dura toda la vida: si el hijo requiere ayuda evoca señales de afecto y cercanía tan fuertes como sucede durante su primer año de vida y que se extienden incluso cuando ya es un adulto. El hijo hace al padre, ya que cuando un hombre despliega y expande su amor, pronto empieza a recibir, a su vez, el amor de su hijo.

 El papel del padre es decisivo. La relación con un hombre cariñoso y sensible proporciona a la mujer un sistema constante de apoyo emocional y brinda seguridad así como la confianza de un entorno adecuado para su familia. Es bien cierto que actualmente los roles, tanto femeninos como masculinos, han entrado uno en el mundo del otro, los paradigmas han cambiado y los papeles tanto del padre como de la madre se han ampliado e incluyen toda clase de posibilidades: existen  mujeres profesionistas fuertes, hábiles y exitosas, como hombres creativos sensibles y seguros, que pueden manifestar su ternura como hombres que son, dejando atrás el machismo.  Incluso, el hombre se involucra cada vez más en la crianza y educación de sus hijos reconociendo que es su obligación así como su derecho.

De todo esto, los hijos se benefician al gozar de dos estilos distintos de ser cuidados, el de mamá y el de papá, corroborando que “papá” es un componente significativo, a largo plazo, en su sano desarrollo psico-emocional. Los padres, al tomar un papel más participativo en la familia demuestran la posibilidad de lograr comprometerse con su familia venciendo el egoísmo y la pereza.

Cuando el padre libremente decide querer amar, será capaz de  entregarse a su mujer y a su familia libremente asumiendo su paternidad siendo inmensamente feliz.

 

“Lo más importante que un padre puede hacer por sus hijos es amar a su madre…”

(Pruett)

 

En el momento del nacimiento, hombre y mujer tienen su función. Éstas no son iguales ya que una necesita de la otra: la mujer necesita privacidad, seguridad, confianza y el hombre cuida que las tenga.

 

Para reflejar este suceso, comparto las siguientes palabras de un padre comprometido y preparado para asumir su paternidad:

 

“Vi nacer a mi hijo y fue una experiencia maravillosa, pero me quedé embelesado cuando observé cómo mi esposa tomaba suavemente a nuestro hijo en sus brazos y lo miraba como si nadie más estuviera ahí presente. Sentí que todos sobrábamos, su mirada era de amor pleno que deja huella, no me sentí defraudado ni relegado, me sentí complacido y orgulloso al comprender simplemente la magia de este proceso de vida.  Todo lo que quería hacer en ese momento era cuidar que nadie perturbara ese apego”.

 

Esta vivencia, en común, favorece en los padres su autodesarrollo, comunicación y compañerismo; los integra en un equipo más flexible que nunca. Convierte a la maternidad en Mater/Paternidad donde ambos se involucran tanto en el proceso del nacimiento como en el cuidado de sus hijos.

 

Cabe señalar que la función masculina no es hacer de madre sino cuidar y garantizar que a su bebé no le falte su madre. Así, el hombre en esta etapa se convierte en compañero de una madre que cría y que necesita de un entorno seguro, apacible y tranquilo.

 

BENEFICIOS

 

El bienestar físico, emocional, espiritual y social del bebé implica un alto grado de inversión paterna; amor que se demuestra dedicando al hijo, libre y conscientemente, energía, tiempo y recursos. 

 

Esto genera un verdadero apego padre-hijo y se forma un lazo fuerte e importante que capacita al hombre para entregarse a su hijo, aun con sacrificios, al cuidarlo, o cuando llora y necesita consuelo, protección o alimento.

 

El poder de este lazo dura toda la vida: si el hijo requiere ayuda evoca señales de afecto y cercanía tan fuertes como sucede durante su primer año de vida y que se extienden incluso cuando ya es un adulto. El hijo hace al padre, ya que cuando un hombre despliega y expande su amor, pronto empieza a recibir, a su vez, el amor de su hijo.

 

El papel del padre es decisivo. La relación con un hombre cariñoso y sensible proporciona a la mujer un sistema constante de apoyo emocional y brinda seguridad así como la confianza de un entorno adecuado para su familia.

 

Es bien cierto que actualmente los roles, tanto femeninos como masculinos, han entrado uno en el mundo del otro, los paradigmas han cambiado y los papeles tanto del padre como de la madre se han ampliado e incluyen toda clase de posibilidades: existen  mujeres profesionistas fuertes, hábiles y exitosas, como hombres creativos sensibles y seguros, que pueden manifestar su ternura como hombres que son, dejando atrás el machismo.

 

Incluso, el hombre se involucra cada vez más en la crianza y educación de sus hijos reconociendo que es su obligación así como su derecho.

 

De todo esto, los hijos se benefician al gozar de dos estilos distintos de ser cuidados, el de mamá y el de papá, corroborando que “papá” es un componente significativo, a largo plazo, en su sano desarrollo psico-emocional.

 

Los padres, al tomar un papel más participativo en la familia demuestran la posibilidad de lograr:

 

  •   Comprometerse – (del Latín: compromittere) envolverse, involucrarse, conectarse, asumiendo su misión de papá, haciendo más de lo esperado, al grado de sorprendernos porque vive, piensa y sueña con dar lo mejor de sí.

 

  •    Reconocer que la falta de compromiso se debe principalmente a la pereza, la comodidad y al egoísmo, no tanto a no saber cómo hacerlo.

 

Finalmente, es necesario reflexionar que amar es COMPROMETERSE y para ello “ Hay que querer, querer”

 

Las vacaciones son un “alto” en la vida habitual; un período de tiempo en el que interrumpimos nuestras actividades cotidianas, generalmente de trabajo o de estudio, para realizar otras diferentes y, a veces, más divertidas. Como todos necesitamos descansar de nuestra rutina y tomar un descanso, que mejor que sea en familia compartiendo y conviviendo con las personas que más queremos. Así, juntos podremos gozar con nuestros hijos de cualquier edad inclusive con los más pequeños y los bebés.

 ¿Cómo hacerlo?

Para lograr que el periodo vacacional sea un evento de felicidad, es necesario invertir tiempo y reflexión en su planeación. Primero necesitamos información básica respondiendo a unas simples preguntas, tales como:

1. ¿Quiénes vamos a viajar?

2. ¿Cuáles son las edades y las circunstancias personales de cada una de las personas que viajan?

3. ¿Cuánto dinero tenemos para gastar?

4. ¿Qué queremos lograr durante la experiencia de nuestras vacaciones? Conocernos más, descansar, convivir, buscar un tiempo para meditar y orar, ir a un lugar nuevo, realizar algún deporte, disfrutar la compañía de nuestra familia, visitar a alguna persona querida, festejar algún aniversario, etc.

 

De acuerdo a las respuestas podremos definir:

1. El lugar, que será el más apropiado para disfrutar las vacaciones de acuerdo a los que buscamos.

2. El tiempo que deseamos destinar, para que nuestro presupuesto sea suficiente y podamos disfrutar de este espacio con tranquilidad.

3. Las actividades, que estarán orientadas a cumplir las metas que nos hemos propuesto. Incluso si es necesario hacer horarios y reservaciones, es importante que todos los que viajan participen en esta planeación para que estén motivados y se comprometan a cooperar en beneficio de la familia.

4. Los documentos a tramitar, ya sean pasaportes, visas, boletos de avión, de tren o camión. En este sentido también se deben garantizar las buenas condiciones de nuestro automóvil (llantas, motor, servicio) si es que se viajará en él.

 

Durante las vacaciones ayuda mucho pensar en los demás, por lo que si lo hace cada uno del grupo, todos se sentirán felices y tomados en cuenta. Para esto también se recomienda:

  1. Planear y respetar el plan así como las actividades organizadas para que el tiempo rinda.
  2. Ser puntuales y cooperadores.
  3. Tener actitud positiva y disfrutar todas las cosas buenas que se presentan durante las vacaciones, tratando de pasar por alto los aspectos negativos.
  4. Esforzarse para que todos la pasen bien, ayudando a los demás cuando lo necesiten.
  5. Apoyar a las mamás con niños pequeños o bebés de pecho para que los alimenten cuando sea necesario y se sientan acogidas y respetadas.
  6. Tener paciencia y buen humor especialmente con los bebés, los niños o las personas mayores.
  7. Delegar responsabilidades y confiar en los demás.
  8. Platicar mucho, compartir sentimientos, experiencias, reírse y abrazarse.
  9. Aprovechar cada instante, gozarlo intensamente y evitar cualquier cosa que pueda dañar nuestra relación con los demás o poner en peligro nuestra vida o salud.
  10. Mantener la alegría.

 Finalmente, no olvidemos agradecer a los organizadores, a los que hicieron los pagos y a quienes hacen posible que en verdad disfrutemos un feliz periodo de descanso que, sin duda, favorecerá a que volvamos con entusiasmo y con mayor gusto a nuestra vida cotidiana.

 

 

Al pensar en mortalidad materna cero, me gustaría reflexionar sobre lo que implica el embarazo tanto por su relevancia como por su significado. Es por todos reconocido que se trata de una etapa que requiere de muchos cuidados tanto en la parte física, emocional, el entorno en el que se vive, y en la atención materno infantil. La importancia de procurar que se brinden las mejores condiciones para un embarazo saludable no sólo radica en proteger a la mujer y a sus hijos, sino a la sociedad, en general.  Organizaciones civiles nos hemos organizado para fortalecer a las mujeres embarazadas, sobre todo a aquellas que viven en condiciones adversas o en situación de desamparo.

¿De qué se trata?  De buscar el mejoramiento de la salud de toda mujer embarazada, maximizar las posibilidades de su fortalecimiento y disminuir la mortalidad materna en nuestro país.

Y es que sabemos que no existe un diagnóstico de la situación de las embarazadas en rubros relacionados con la nutrición, la vida laboral, la violencia, la educación entre muchos otros. Ante este desconocimiento del panorama nacional, poco se puede esperar sobre la  verdadera protección a la mujer que está gestando una vida.

Debemos buscar promover estas acciones:

  1. Toda mujer embarazada debe gozar de las máximas garantías jurídicas para asegurar su protección.
  2. Consideración privilegiada y preferente de la mujer gestante en el acceso a las prestaciones y servicios públicos (servicios sociales, educación perinatal, atención materno infantil respetuosa, fomento de la lactancia materna y servicios de salud adecuados).
  3. Definición de programas adicionales de protección a mujeres embarazadas en crisis, desamparo o vulnerabilidad.
  4. Establecimientos de estrategias transversales que fomenten el fortalecimiento del vínculo padre – madre – hijo.
  5. Conformación de un Diagnóstico sobre la mujer embarazada en México.

Cada uno de los puntos busca la participación de distintos sectores de la sociedad, con el fin de que el tema se vea con mayor amplitud y no sólo se limite a la salud. Y es que en los últimos años la preocupación de nuestros gobiernos ha sido la cobertura de las necesidades médicas para evitar la muerte de las mujeres en esta etapa, cuando hay más aspectos que considerar.

Por ejemplo, entre los factores que destacan se encuentran:

  1. Aspectos psicológicos. Se sabe que la falta de apoyo por parte de la sociedad y de la pareja, las propias vivencias, la experiencia de la maternidad y el temperamento del bebé constituyen factores críticos que pueden conducir a una depresión durante el año siguiente al parto.
  2. Aspectos de nutrición. La desnutrición es un proceso que con frecuencia da comienzo en el útero y que, en particular en el caso de las niñas y las mujeres, puede durar toda la vida: una niña que padece retraso en el crecimiento uterino, probablemente lo padecerá también en la adolescencia y en la edad adulta.
  3. Aspectos de violencia. Se ha identificado que los entornos de violencia intrafamiliar o doméstica constituyen un factor de riesgo de mortalidad materna, perinatal y neonatal.
  4. Aspectos educativos. Sabemos que educar a las madres les permite tomar decisiones informadas en lo relacionado a la atención materno infantil, la lactancia materna y la crianza como protagonistas responsables del desarrollo de su propia familia.

Urge apoyar a todas las madres y proteger el embarazo como un compromiso social ya que vivir tanto la maternidad como la paternidad  fortalece al hombre y a la mujer cuidando por ende a su familia y logrando el fortalecimiento de la base del tejido social conformada por la familia.  

1.    ¿Qué es el parto?

El parto es la función natural que realiza la mujer para dar a luz a sus hijos.

2.    ¿Cuántos tipos de parto existen y cuáles son sus definiciones?

La función del parto es solo una. Lo que varía es el tipo de atención que recibe la madre durante el parto y por esta razón podemos observar diferentes circunstancias en el nacimiento:

a)    Parto natural: Es el nacimiento por vía vaginal en el que el proceso fisiológico y espontáneo del parto se respeta, permitiendo que se lleve a cabo libre de intervenciones médicas y a libre evolución. El prestador de cuidados de la salud solamente verifica que tanto la madre como el bebé estén en óptimo estado de salud durante el trabajo de parto y el nacimiento.

b)    Parto vaginal con intervenciones médicas tales como inducción, monitoreo fetal electrónico continuo, bloqueo peridural y episiotomía, entre otras.

c)    Parto psicoprofiláctico: Durante el embarazo la pareja que espera un bebé, se prepara y capacita para el parto por medio de un curso de educación perinatal que le permite libremente elegir un parto natural por vía vaginal y libre de intervenciones médicas. También le permite recibir medidas de confort y herramientas que facilitan el parto y le ayudan a lograr una experiencia saludable y emocionalmente positiva del mismo.

d)    Parto en agua: Se trata del proceso natural del parto —libre de intervenciones médicas— en el que la expulsión del bebé la realiza la madre dentro en una tina de agua tibia, logrando una experiencia saludable, suave y, emocionalmente, gratificante.

e)    Parto instrumentado: Es el nacimiento por vía vaginal con bloqueo peridural y en el que el médico realiza alguna maniobra obstétrica como la aplicación de fórceps.

f)     Nacimiento por cesárea: Es la extracción del bebé por vía abdominal por medio de una cirugía que requiere anestesia epidural. Se le conoce como operación cesárea.

g)    Parto vaginal después de cesárea (VBAC por sus siglas en inglés): Es el parto natural en una mujer con una operación cesárea previa. Se da una vigilancia estrecha pero sin intervenciones médicas rutinarias.

 

3.    ¿Qué significa parto humanizado? ¿Cuáles son sus componentes?

El parto se humaniza cuando los padres y en especial la madre, participan, se   preparan, deciden libremente y planean el nacimiento de su bebé implementando prácticas de atención que favorecen el parto natural y saludable. Estas prácticas son:

1. Permitir que el parto inicie por sí mismo.

2. Que la mujer dé a luz libre de intervenciones médicas rutinarias.

3. Que la mujer tenga libertad de movimiento, en todo momento, durante el trabajo de parto y el nacimiento.

4. Que la mujer adopte posiciones verticales durante la expulsión.

5. Que la mujer goce de apoyo continuo de un familiar o una doula durante el trabajo de parto y el nacimiento.

6. Que el bebé permanezca, en todo momento, al lado de su madre durante su estancia en el hospital.

 

La implementación de este tipo de atención nos ha llevado a constatar que la mujer puede dar a luz gozando de un parto humanizado, natural y saludable, transformándose de forma sorprendente al asumir su maternidad.

4.    ¿Cuándo dejó de ser el parto humanizado? ¿Cómo perdió ese enfoque?

Cuando los partos dejaron de atenderse en el hogar y se trasladan al hospital se deshumanizó muchísimo la atención de la mujer ya que se perdieron elementos muy importantes para las madres: se les dejó sin la presencia de su esposo o seres queridos, sin alimento ni bebida, desprovistas de su ropa, confinadas en cama. Más allá, se les transmitió el mensaje de que el parto es peligroso y que ellas serían incapaces de realizarlo por sí mismas, generándoles gran desconfianza, temor e impidiéndoles participar en la toma de decisiones en torno al cuidado tanto de su salud como la de su bebé.

5. ¿Quién promueve el parto humanizado?

Son diferentes organizaciones e instituciones que agrupan a especialistas en Educación perinatal y que se encuentran en todos los estados de la República Mexicana. Muchas de ellas han egresado de la Universidad Anáhuac y están certificadas por Lamaze International y DONA International. Un organismo importante en México es la Asociación Nacional de Instructoras en Psicoprofilaxis Perinatal, AC. (ANIPP) que es la organización profesional que las agrupa junto con instructoras egresadas de otras universidades y un número importante de médicos.

6.    ¿Para qué sirve el parto humanizado?

Para que tanto las madres y los bebés estén en óptimo estado de salud. También para que los padres asuman su maternidad y su paternidad participando, educándose y realizando planes concretos para el nacimiento de sus hijos, según las circunstancias particulares de cada caso. Hay que recordar que la maternidad-paternidad fortalece a la mujer y al hombre para siempre y, en ese sentido, el parto humanizado favorece a que se viva a conciencia.

7.    ¿Cuáles son las ventajas del parto humanizado para la mamá y el bebé?

En principio, contar con educación perinatal permite a los padres comprender el proceso del embarazo y maravillarse de la posibilidad de dar la vida a una persona humana; les ayuda a cuidar su salud física y emocional y les da las herramientas para planear y llevar a cabo un parto natural gozoso y lleno de salud recibiendo a su hijo en condiciones óptimas. En cuanto al bebé, el sentirse recibido con esta apertura y alegría, disfruta de mayores oportunidades para tener mejores cuidados y recibir, con mayor plenitud, el amor de sus padres.

8.    ¿Cuáles son sus desventajas para la mamá y el bebé?

La verdad no veo desventaja alguna.

9.    ¿En dónde se llevan a cabo los partos humanizados?

En aquel lugar donde se cuente con una instalación hospitalaria acorde con los principios de respeto, privacidad, libertad de movimiento, posibilidad para que la mujer esté acompañada por quien ella elija (su esposo, madre, hermana, etc.) o bien por una doula profesional. El lugar donde ocurre el nacimiento puede acrecentar la habilidad de la mujer para dar a luz o puede inhibirla llenándola de inseguridad y temor debido a su vulnerabilidad en el trabajo de parto. De ahí la importancia que sea un sitio con las características mencionadas.

10.  ¿Cómo se difieren de los otros?

Parto humanizado es sencillamente respeto a la mujer y a sus decisiones en cuanto a cómo desea el nacimiento de su hijo, para que ella pueda vivir la belleza de dar a luz de forma natural así como experimentar los sentimientos más altos del corazón humano: entrega total, valentía, fortaleza para enfrentar los retos más grandes, fidelidad sin límites a la misión encomendada, laboriosidad infatigable, intuición penetrante, conciencia plena de la presencia de Dios y amor verdadero que la transforma en madre.

11.  ¿Cuánto cuesta un parto humanizado?

Cuesta solamente una actitud positiva, cálida, profesional y amorosa de parte de los prestadores de servicios de salud que, dicho sea de paso, no puede pagarse con dinero. Lo que sí es que la cuenta del hospital será menor al no haber intervenciones médicas rutinarias, en tanto se gasta menos en insumos y materiales médicos. Incluso con un parto natural la estancia hospitalaria se reduce.

12.   ¿Algo más que desee agregar?

Vivir la maternidad es un acontecimiento de familia. Humanizar este proceso es confiar en la capacidad natural de la mujer y facilitar que ella lo asuma de igual forma. Es respetar el parto normal en el que la mujer es la protagonista junto con su hijo conservando sus sensaciones y tomando sus propias decisiones dando a luz en un ambiente seguro y de respeto.

El parto humanizado implica reconocer la dignidad y lo sublime del momento en que nace un bebé. Es intervenir oportunamente solamente si la madre o su bebé enferman, explicándole con detenimiento y claridad las soluciones que médicamente se ofrecen.

Es respetar a la mujer-madre y apoyarla mientras da a luz a su hijo sabiendo que solo por el hecho de ser mujer está dotada con la capacidad natural para parir. Es escucharla y rodearla de un entorno de confianza y amor. Es confiar en ella que coopera con Dios en la creación y recibimiento de su bebé al asumir su maternidad como una misión que llena de sentido su vida.